Las heridas crónicas, las que no cierran por sí mismas, tienen distintos orígenes todos ellos importantes. Puede ser oncológicas por un cáncer de piel, infecciosas por infección cutánea o subyacente, por cuerpo extraño incluido, autoinmunes o carenciales. Todos merecen ser estudiadas para darles el tratamiento adecuado.

Quedan al margen las heridas de origen vascular ya sea por insuficiencia venosa o arterial que requerirán de un cirujano vascular.